¿Viviendas rígidas para vidas fluidas?

La definición de hogar no viene dada por esas cuatro paredes que sirven de refugio, es algo más. Tiene que ver con nuestras vivencias dentro de eses espacio, las personas que nos rodean y lo comparten con nosotros, la libertad que se siente al estar ahí… La apropiación y personalización de ese lugar. La conquista y transformación de los espacios por parte de sus habitantes. La evolución de los mismos desde la concepción primera del arquitecto.

El proyecto comienza a partir del sentimiento de no pertenecencia al lugar tras el regreso al hogar familiar después de vivir un año fuera. ¿Cómo y cuándo deja el hogar de serlo? A partir de esta reflexión se establecen diferencias entre vivienda/residencia y casa/hogar, y se continúa pensando en los distintos espacios habitados que conforman el día a día de distintos usuarios, y deberían transformarse y adaptarse a sus rutinas, cambiando en las ocasiones en las que estas cambien.

¿Por qué tengo que cambiar de vivienda, dejar mi hogar, al cambiar de vida? ¿Por qué no crece mi casa al crecer mi familia? ¿Por qué no se disgrega mi lugar de residencia al disgregarse las vidas que la ocupamos?

Se entiende el espacio vivienda como un lugar donde se desarrollan varios subespacios que ayudan a que los usuarios dejen de ser usuarios y se transformen en habitantes, permitiendo que la vivienda se convierta en hogar. De este modo, se entiende el habitar como un binomio establecido entre el habitáculo y el habitante, no sujeto a una espacialidad y forma concreta, sino móvil, cambiable y mutable, como la vida misma.

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